Barrica de roble francés o americano. No importa la procedencia. Un vino añejo habrá pasado un largo tiempo envejeciendo entre maderas y habrá desarrollado notas, sabores y aromas a café, vainilla o chocolate.
Queremos homenajear este proceso tan único y creativo y, para ello, proponemos una etiqueta autoadhesiva de base aluminio y láminas de madera troquelado donde grabar el nombre de la marca. Una madera que recuerda a las barricas donde el vino se ha criado durante meses, incluso años. Una madera que transmite calidez y calidad. El metal y su luminosidad, a su vez, proporciona cuerpo y distinción a un packaging que requiere de un apresto especial acorde a un vino premium.
La nostalgia de un largo proceso de maduración ahora traspasada a una etiqueta. Una opción romántica para personas nostálgicas.