Etiquetas con tacto para botellas especiales
El velvet sigue en boga
Te proponemos realizar un breve ejercicio. Piensa en la última botella de vino que has comprado en un establecimiento. ¿Por qué tomaste la decisión de llevarte esa y no la de más allá? ¿Por qué no dudaste ni un segundo en que esa era tu elección? ¿Te sedujo el precio? ¿El diseño de la etiqueta? ¿Te habían hablado bien de la calidad del vino? A veces sabemos exactamente qué queremos y vamos a por ello. Pero muchas otras nos guiamos por el feeling que nos transmite el producto para tomar la decisión final. Es aquí cuando el diseño del packaging puede jugar un rol muy importante.
Cuando se trata de un vino, nos gustaría poder abrir la botella, oler, degustar y decidir con total seguridad si nos gusta o no. Pero esto no es posible. Analizamos el producto desde fuera y nos configuramos una idea de cómo será por dentro.
La compra en el punto de venta nos permite ver el envase, pero también tocarlo e incluso olerlo.
El sentido del tacto, por ejemplo, es el responsable de transmitir las impresiones sensoriales y nos ayuda a relacionarnos con el producto. Nos da una serie de información muy valiosa y nos aporta unas sensaciones imposibles de captar únicamente con la mirada.
Así pues, a parte de ofrecer un diseño bonito y elegante, ¿por qué no optar por añadir una etiqueta que transmita el tacto aterciopelado de un vino mediante el velvet? A parte de ser muy agradable al tacto, es un material distintivo, muy resistente, versátil y que permite su personalización mediante diversas técnicas de impresión.
Además, este tipo de etiqueta se presenta en bobinas preparadas para su mecanización facilitando el etiquetado en las líneas de embotellado.